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A mi España Desde el alma Homenaje Saeta

Suenan los pasos

Saeta

Suenan los pasos

Ángeles llegados del cielo

vienen a sumarse al desconsuelo

en el silencio del ocaso.

Van las vírgenes de las manos

la Macarena rota de pena

la Dolorosa se viste de congoja

al ver al Cristo sin gitanos.

Desde un balcón se oye una saeta

desgarra como puñales,

Aaaaiiiiii,  aaaaiiii…

los corazones se agrietan

el Nazareno presta el oído y escucha…

son los ecos de la Angustias

el pecho de la nuestra, ¡virgen del Carmen!

Llora el Redentor del sentimiento que nace,

La Candelaria, la del Pino, del Consuelo

de la Inmaculada al Amparo de la Almudena

cantando vítores a la Pilarica

ruegos a Desamparados

por África, Covandonga y la Victoria

entonando a todas horas el Rosario

con Lluch, Aranzazu y Montserrat

para obrar el gran milagro…, ¡Guadalupe!

¡Llena las calles de nuevo!

susurra la virgen del Mar

Santa María la Real envía su lealtad

con Salud, amor y bienestar

verdes montes la del Prado

y la Fuensanta un manantial

de cristalina agua de la Milagrosa

con cánticos de amor en su bella prosa.

Valvanera marca las pautas al andar

apoya la de Peña de Francia

a la marcha de los legionarios

con el Cristo de la Buena Muerte

para verlo de nuevo alzar.

Y todos los santos, San Antonio

y Santa Rita,

la Semana Santa no se quita

que jamás se repitan

los silencios sin júbilo

los aplausos sin la Remedios

sin los caminos de Santiago

gritando al cielo

abre, abre, ¡abre España!

Suena el quejío,

ya no es un lamento

es el Nazareno, está despierto

muestra su pecho descubierto

viene a traernos su magia del universo.

Y el mundo se cura,

resurge la estela

de millones de encendidas velas

y almas que Dios recupera.

Aaaaiiii, aaaaaaiiii…

Para escuchar la saeta de la mano de Juan Diego, abajo.

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A mi España Desde el alma El espejo Homenaje Poesía

Llora el silencio…

Llora el silencio

Llora el silencio en el campo,

no hay pájaros a la primavera vitorendo

sino almas sin velatorio que se están marchando

dejando hueco en vida al eterno llanto.

Las golondrinas no vuelan

no hay cantores, ahora velan

gorriones, jilgueros, oropéndolas, mirlos o vencejos,

solo el negro cuervo sobrevuela con su cortejo

avisando a buitres y carroñeros

del lamento de un mundo siniestro.

Las horas se van de las manos,

como del reloj de arena sus granos

a todo ser humano.

Es la espera de un futuro incierto

desastre por falta de conocimiento

de la historia y acontecimientos.

Ruegos y lamentos se balancean al alba

en el fango de nuestros pecados

infiernos en vida y sus recados

nos traen la curia de la cizaña envalentonada

de las cuadrillas de fuego en el cuerpo

intereses del poder y su acierto.

Sueño despierto con el sol y sus rayos

llevando esperanza de abril y de mayo

la luz para la penumbra de los ahogados

en la miseria que han desatado

quienes no saben de gobierno

tan solo de juegos del infierno.

Duelen las entrañas por el estado creado,

prepotencia, ignorancia del mandatario

animales sin vista, inteligencia y olfato

para controlar las balas del destino santo

sobre el capricho de cuerpos quemados

a la brasa de ingratos y desalmados.

Visten de congoja todas las flores

el campo no es rojo amapola

sino de la sangre de los nuestros

arrebatada por los siniestros

como la marea arrastra las olas

llevándose vida y alegría sin honores.

Hoy en medio del tormento, clamo al cielo y pido

consuelo a quienes aquí quedan

en el lamento de la desesperación y del olvido

que sea benigno con los suyos y de cobijo

y al mal, jarabe de su propia calaña

hambre de su propia miseria y ponzoña

por matar a tantos en nuestra España.

“Amen”

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A mi España Para brindar

Cuatro tercios suman y no restan

Tres tercios de mis partes son de agua,

un tercio de carne,

Tres tercios de mi tierra,

se bañan de coraje.

Un tercio de ella,

es corazón de verde siembra.

Tres tercios la cubren de gloria,

un tercio está en ella.

Tres tercios de sal, tormentas y guadañas,

un tercio, es de la mía sangre.

Tres tercios de historia,

un tercio de leyenda.

Tres tercios de sabia,

un tercio del amor que nace.

Tres tercios siento en mis entrañas,

un tercio la engalana.

Tres tercios por ti, van de cerveza,

uno de vino y detrás, los que caigan.

Cuatro tercios suman y no restan,

en ésta, nuestra España.