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Crítica Mis cosillas Sátira

Una de vecinos compartiendo casa

Muy buenos días, mi querida vecina:

He de deciros que llevo un tiempo preocupado por su graciosa majestad. La razón que me lleva a ello es el peso de las unidades. Quiere esto decir, que sé de vuestros despistes, tan solo hay que observaros durante esos trances en los que nos comunicamos con alegría y devoción para darse cuenta que los castillos en el aire, necesitan de vuestra presencia con insistencia, lo cual me parece lógico, razonable y a gusto de quien le place estar en contacto con las nubes de algodón, pero…, hay ciertas cosas que son cuestiones de a dos, pues este que os plasma los pormenores, también vuela sobre esas delicias sin azúcar colgadas del cielo.

Por ello y siendo consciente del problema climático que podría crearse al rozarse y convertir los bellos y esponjosos blancos satén en negros nubarrones de a fuego las lanzas y culebrillas los versos, os invito, si gustáis, a que habléis conmigo, pues siendo caballero también puedo ser amigo sin derechos, aunque no por mi voluntad, sino por la vuestra, pues jamás toco flor si su naturaleza no lo replica e incita. Aún así y como tal, no tengo problema a la hora de contonear las caderas para que vuestra vista se alegre y vea renacer al artista, mientras ando subiendo o bajo la escalera, quizá de esta manera se os pasen los sopores y de nuevo, todo vuelva a soplar sin sofocones.

Son los dones de quien intenta evitar el enfrentamiento a base de lengua y darle un toque de humor para que los devenires no se salgan del tiesto.

Como os decía, hay dos sitios que compartimos cual matrimonios cabreados o desgastados por el tiempo, pero sin ser nada de ello. Por un lado, está el sacro laboratorio donde las viandas dan placer al tormento de la soledad.

Veréis, belladona, tiempo ha, que vuestros fueros se van por las peteneras de la desigualdad en cuanto a la sanidad se refiere, en el mismo sitio donde ambos dejamos limpios los platos y vasos del amor, el fregadero, no tiene encantos, pero por ello tampoco hay que dejarle hecho una piltrafa, pues el que llega se encuentra la desgana del otro y creo, mi fiel vecina, que lo sois, que no es necesaria tanta alevosía al dejar los despojos en ese filtro que con tanto cariño solicitasteis en su momento, pues aunque no lo creáis, no es de buena guisa ni para vos, ni para esta pluma.

La pasada semana tres fueron los días que dejasteis la pena del tiempo ahí tirada, y tres los días que yo, para que os dierais cuanta, los devolví con las mismas consecuencias, pues a pesar de ser compañeros, nada dice en el contrato sin papel que ambos firmamos, que uno tenga que limpiar los restos del otro, más bien y con el sentido común de las personas que comparten algo, con o sin placer, que cada cual deje las cosas tal y como le gustaría encontrarlas. Ayer descubristeis el lugar indicado limpio y al final del turno, ahí se quedó, con las pruebas de vuestros alimentos.  

Por el otro está el sitio donde ambos, sin distinción de credo, raza o sexo, posamos las posaderas para soltar las digestiones o en su caso, los líquidos del cuerpo. Veréis, justo a vuestra izquierda según se coloca la humana presencia en su postura natural para esos devenires, hay un trasto conocido por todos llamado escobilla. Por norma, el recipiente donde se coloca suele tener algo de líquido inflamable para la salud, pues bien, sería como pasear por los jardines del Edén, que al utilizarla levantarais esa tapa donde nos apoyamos para soltar el lastre, pues así, bella doncella comprometida, el chisme que limpia los delirios de cada cual, no gotea sobre esa suave curvatura ovalada y este doncel y caballero, no se ve obligado a limpiar lo que no es suyo para utilizar el punto de desalojo con tranquilidad.

A pesar de que sois una mujer bella y muy natural, es necesario entender que ciertos gustos no son buen aperitivo en la mesa, así pues, dulce flor de vuestro jardín, aquí os dejo la queja, esperando que no sea ofensa y sí el comienzo de las buenas nuevas.

A vuestros pies rindo el ala mi sombrero. Fernando Cotta

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A mi España Desde el alma Homenaje Saeta

Suenan los pasos

Saeta

Suenan los pasos

Ángeles llegados del cielo

vienen a sumarse al desconsuelo

en el silencio del ocaso.

Van las vírgenes de las manos

la Macarena rota de pena

la Dolorosa se viste de congoja

al ver al Cristo sin gitanos.

Desde un balcón se oye una saeta

desgarra como puñales,

Aaaaiiiiii,  aaaaiiii…

los corazones se agrietan

el Nazareno presta el oído y escucha…

son los ecos de la Angustias

el pecho de la nuestra, ¡virgen del Carmen!

Llora el Redentor del sentimiento que nace,

La Candelaria, la del Pino, del Consuelo

de la Inmaculada al Amparo de la Almudena

cantando vítores a la Pilarica

ruegos a Desamparados

por África, Covandonga y la Victoria

entonando a todas horas el Rosario

con Lluch, Aranzazu y Montserrat

para obrar el gran milagro…, ¡Guadalupe!

¡Llena las calles de nuevo!

susurra la virgen del Mar

Santa María la Real envía su lealtad

con Salud, amor y bienestar

verdes montes la del Prado

y la Fuensanta un manantial

de cristalina agua de la Milagrosa

con cánticos de amor en su bella prosa.

Valvanera marca las pautas al andar

apoya la de Peña de Francia

a la marcha de los legionarios

con el Cristo de la Buena Muerte

para verlo de nuevo alzar.

Y todos los santos, San Antonio

y Santa Rita,

la Semana Santa no se quita

que jamás se repitan

los silencios sin júbilo

los aplausos sin la Remedios

sin los caminos de Santiago

gritando al cielo

abre, abre, ¡abre España!

Suena el quejío,

ya no es un lamento

es el Nazareno, está despierto

muestra su pecho descubierto

viene a traernos su magia del universo.

Y el mundo se cura,

resurge la estela

de millones de encendidas velas

y almas que Dios recupera.

Aaaaiiii, aaaaaaiiii…

Para escuchar la saeta de la mano de Juan Diego, abajo.

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A mi España Desde el alma El espejo Homenaje Poesía

Llora el silencio…

Llora el silencio

Llora el silencio en el campo,

no hay pájaros a la primavera vitorendo

sino almas sin velatorio que se están marchando

dejando hueco en vida al eterno llanto.

Las golondrinas no vuelan

no hay cantores, ahora velan

gorriones, jilgueros, oropéndolas, mirlos o vencejos,

solo el negro cuervo sobrevuela con su cortejo

avisando a buitres y carroñeros

del lamento de un mundo siniestro.

Las horas se van de las manos,

como del reloj de arena sus granos

a todo ser humano.

Es la espera de un futuro incierto

desastre por falta de conocimiento

de la historia y acontecimientos.

Ruegos y lamentos se balancean al alba

en el fango de nuestros pecados

infiernos en vida y sus recados

nos traen la curia de la cizaña envalentonada

de las cuadrillas de fuego en el cuerpo

intereses del poder y su acierto.

Sueño despierto con el sol y sus rayos

llevando esperanza de abril y de mayo

la luz para la penumbra de los ahogados

en la miseria que han desatado

quienes no saben de gobierno

tan solo de juegos del infierno.

Duelen las entrañas por el estado creado,

prepotencia, ignorancia del mandatario

animales sin vista, inteligencia y olfato

para controlar las balas del destino santo

sobre el capricho de cuerpos quemados

a la brasa de ingratos y desalmados.

Visten de congoja todas las flores

el campo no es rojo amapola

sino de la sangre de los nuestros

arrebatada por los siniestros

como la marea arrastra las olas

llevándose vida y alegría sin honores.

Hoy en medio del tormento, clamo al cielo y pido

consuelo a quienes aquí quedan

en el lamento de la desesperación y del olvido

que sea benigno con los suyos y de cobijo

y al mal, jarabe de su propia calaña

hambre de su propia miseria y ponzoña

por matar a tantos en nuestra España.

“Amen”

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A ellas Desde el alma Flores Poesía

Cala

Cala

Cala en la penumbra

de la inspiración

vela la pasión

siempre deslumbra.

Cala durante el día,

desde que el sol renace

cuando los rayos sobre su piel pacen

las aves al cielo pían.

Cala al ecuador,

canta al meridiano,

la esperanza a tu mano,

coplas y versos al amor.

Cala al atardecer,

mientras las golondrinas,

sobrevuelan campo y encinas,

buscando el corazón sin padecer.

Cala a la noche,

a los bellos sueños,

al desvelo risueño,

del pecho sin derroche.

Cala…, ¡cala hasta el alma!

cala a la vida,

cala en la esperanza,

cala hasta en la calma.

¡Cala!

Si quieres escucharlo, PINCHA AQUÍ

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A ellas Flores Poesía

Orquídea

“Orquídea”

Bella entre ellas,
de dulzura repleta,
pétalos y amor por meta.
flor y mensaje en una botella.

Hermosa entre las flores,
distinguida por los corazones,
de ambas razones,
y húmedos colores.

Sensual en su misma presencia
épica, lozana e irresistible,
añorada e incomprensible,
muñeca en su esencia.

Clama al cielo de los fogones
llama a la pasión sin antojo,
ternura y razón sin despojo,
elixir de vida y pureza, sus razones.

Del alma sales, orquídea de mi vida
de la tierra, nuestra madre,
del amor de nuestro padres,
del sexo y su bienvenida.

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Desde el alma Poesía

Mudo…

“Mudo…”

A viva voz…

Mudo quedé de palabra y tinta,

mudo ante el abismo,

ante ti, querida abuela,

mudo ante la sentencia.

Te fuiste cual golondrina,

a ocupar otros campos y jardines.

En esta ocasión, querida amiga,

a tu puesto en el firmamento.

Lucero en la vida, y por el reglamento,

volaste a los confines del universo…

La hora no estaba escrita y sin embargo…

el momento apropiado.

Entre dulces suspiros acuñaste la cabeza,

entre esos instantes de gloria,

te despediste,

incluso batiste las alas, querida Josefa,

flotando entre dimensiones de vida,

para acercarte a decirme…

¡Fernando!, tú siempre has sido mi yerno.

¡Ay, suegra de mi vida!,

abuela de mis hijos,

corazón del mío pecho,

¡cómo me duele ese viaje!

Dios te tenga donde quieres,

yo te tengo….

donde siempre has querido, abuela,

en éste, tu corazón

para ti…

siempre abierto.

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A ellas Desde el alma Día de la madre Poesía

A todas las mías, madres…

“A todas las mías, madres”

Aquí, a viva voz.

Por ti suspiro el aire,

el azahar de la luna,

el perfume del sol

la luz en la noche.

Por ti soy vida,

por tus caprichos,

por el jazmín de tu corazón,

por el amor de la mía madre.

Por ello, a la mía

a la vuestra,

a la del universo,

a la tierra, madre…

Quiero quererte

hasta el fin de mis días,

y aún después del tránsito,

seguir amándote

con el tesón y devoción

de todas las mías madres.

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A mi España Para brindar

Cuatro tercios suman y no restan

Tres tercios de mis partes son de agua,

un tercio de carne,

Tres tercios de mi tierra,

se bañan de coraje.

Un tercio de ella,

es corazón de verde siembra.

Tres tercios la cubren de gloria,

un tercio está en ella.

Tres tercios de sal, tormentas y guadañas,

un tercio, es de la mía sangre.

Tres tercios de historia,

un tercio de leyenda.

Tres tercios de sabia,

un tercio del amor que nace.

Tres tercios siento en mis entrañas,

un tercio la engalana.

Tres tercios por ti, van de cerveza,

uno de vino y detrás, los que caigan.

Cuatro tercios suman y no restan,

en ésta, nuestra España.