“A la primavera”
Las estrofas nada quieren decir, si entre ellas no hay poemas,
dicen que están hartas de ser simple prosa,
quieren la música, el sonido de los corazones,
flores que amanezcan cual sol en la orilla del mar, prado o montaña,
desean ser violetas, margaritas, amapolas, flor de mundo y del paraíso,
pájaro libre que vuela con un solo compromiso,
llegar al cielo como versos que riman solo al amor,
inunda y rompe pechos, aroma del cielo, del alba, el lucero…
que por sentirte…,
de amor muero.
Cientos y uno, uno y cientos y si mil por mil fueran,
cientos y un mil versos para la primavera escribiría sin más alevosía
que ser la primera rosa, el primer jazmín, el azahar e incluso…
la rosa de los vientos y la petrificada del desierto
por sentir cada año la misma sensación de éste, tu pecho…
de verdes esmeraldas y cristalinos diamantes,
de joyas, todas ellas consonantes
de besos sin tacto,
y de amor a destajo de esa, tu mirada…
cuando sueño o estoy despierto.