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A ellas Desde el alma Flores Poesía

El Clavel

“Al sonido de la mía voz…, pincha aquí”

El Clavel.

Clavel, hermoso nombre masculino,

tierno, adorable y rebuscado

para deleite de enamorados,

rojo, rosa, blanco, amarillo…, siempre femenino.

El clavel son los vuelos del flamenco,

la luna en sus adentros,

el sol…, su corazón y aliento,

es Venus, la pasión sin miramiento.

El clavel viste la mañana de azahar,

el medio día de alegría,

tarde de añoranza y compañía,

noche de roces…, a la par.

El clavel es simpatía,

un piropo al azar,

guiño a la orilla del mar,

es amor con alevosía.

El clavel, ¡ay el clavel!

dulce suena su figura,

es cuna de la hermosura,

perfecto para acabar con él.

Y si el clavel me lo pidiera,

le daría un trozo de mi pecho

el amparo de un tierno beso

al calor y fuego de mi lecho.

¡Caray con el clavel!

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Desde el alma El espejo Mis cosillas Poesía

A vuestra merced, ¡mi pecho!

Hoy escribo a la esperanza,

al desengaño de  mis sueños,

al llanto amargo del tupido velo.

Hoy canto a las estrellas a la fe y su bonanza.

Gotas de sangre en la almohada,

zumo que agota hasta el silencio,

lágrimas que brotan y no salen del hospicio

de castillos inauditos de una noche soñada.

Son los latidos que en mi pecho rompen

cual crujido de un árbol herido

de quien por amar, su cuerpo corrompe.

Danzad luna, marte, júpiter, danzad a mi vuelo,

dejadme salir de éste, mi entierro

para volver a sentir un árbol nuevo.

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El Duque del Altozano Mis novelas

El Duque del Altozano y sus lisonjas

¡Guapaaaaaaaa!!!!:

Hermosa, firme y de amor llena. Además simpática, pero cuando quieres, ¡que lo da la tierra!.

Y ahora en esta semana, quisiera verte por la noche y por la mañana,  con repiques de campana, demostrarte con pasión que el que escribe, es la mejor solución.

Con tu adorable y grata compañía, seguro que las tardes se hacen cortas,  las noches largas y las mañanas, ¡Ay las mañanas!

Cuando sonríes dulzura tu mirada lleva impresa, cual anthurium de roja hoja, tierna y dulce, suave y rosa, que a vos os gusta e interesa.

Y del tallo amarillo, ¿que hacemos?, ¡pardiez!, si no conocéis semejante flor, mirad en muestra almohada, y decidme qué he de hacer para ir de visita y volveros a conocer.

¡Mi señora!, selectiva, sincera y esplendorosa, cuan duro me ponéis el gualda destino, y así…,  así no puedo seguir tratando a mi sino.

No obstante para cuidar las formas y que vuestra merced no se espante, a partir de ahora…, yo iré por delante, andando con paso firme y con esmero, mientras vos, mi dulce doncella, disfrutáis del bello balanceo de este ternero, al menos así no tendré que ver vuestro garbo y luchar contra el diablo para que deje de tentarme.   

Pero también os digo…, que yo sí me dejo, pues lo contrario, sería descortés y para un mal hablado…, ¡un pendejo!

Y con esto me despido, del sueño de un amor herido que de vuestro tesón sabe, pues viéndote cada día mas morena y celosa, ¡me duele, me duele mucho la cosa!

Bien seguro estando, que después de esta os estaréis carcajeando, me despido de vuestra merced, esperando que tanto dolor se me pase, pero no con el tiempo…, que sea rozando.

— ¡Madre del Amor Hermoso!, si le entrego esta misiva, vuelve a hacerme su esposo o acabo en el foso.

— De eso se trata, si no dais en el clavo, seguro que no volvéis a sufrir, simplemente…, os mata.