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Desde el alma El espejo Mis cosillas Poesía

A vuestra merced, ¡mi pecho!

Hoy escribo a la esperanza,

al desengaño de  mis sueños,

al llanto amargo del tupido velo.

Hoy canto a las estrellas a la fe y su bonanza.

Gotas de sangre en la almohada,

zumo que agota hasta el silencio,

lágrimas que brotan y no salen del hospicio

de castillos inauditos de una noche soñada.

Son los latidos que en mi pecho rompen

cual crujido de un árbol herido

de quien por amar, su cuerpo corrompe.

Danzad luna, marte, júpiter, danzad a mi vuelo,

dejadme salir de éste, mi entierro

para volver a sentir un árbol nuevo.

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Desde el alma Mis cosillas Poesía

El Duque del Altozano…, no es poeta, solo en cuestiones de bragueta, pero…

… en algunas ocasiones de tinta se le llena la cabeza y no tiene otra salida, que dejar fluir cada letra.

«Para una persona con una espina en el corazón clavada y de dolor…, anclada».

¿Eres tú?

Una flor brilla en la alameda,

no es jazmín pero vuela,

azahar parece cuando se desvela.

Seda al tacto de quien la venera.

Pétalos tiene de esperanza

libres de dueños cuando arranca

son sus filamentos los que mandan

sueños despiertos de añoranza.

En el bosque la encuentras despierta

viviendo el cielo que cierne su alerta,

aún no sabe que ha sido descubierta,

en un mundo bello que tiene cerca.

Consuelo busca en la mar,

océano que surge al andar,

mientras vela el pesar,

del que no supo amar.

Del celo, al miedo a ver,

surgió la polilla del conocer,

corazón partido al anochecer,

Luna que no brilla sin padecer.

Hora va siendo

la que os quite el tormento,

sin más acierto,

que veros salir del infierno.

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Desde el alma El espejo Mis cosillas Prosa Poética

Un instante frente al espejo

Encallada la luna en las pupilas del navegante de tinta y tintero, con la vista al frente, ausente…, y en su mente, a rápidos destellos le llegaban las chispas del firmamento. Interrogantes de los meas culpas y arrepientos unas, y otras…, lamentos. Vive el momento cual frágil rosa, absorbiendo el aroma del aire que respiras, el aliento del frío, la gloria de un desvarío y en la soledad del alma…

-Domingo de lluvia, cerezos en flor, ¡dime qué quieres de la vida para recuperar el amor!

-No hay vida sin amor, ni amor sin vida. –Le contesta el triste e incierto trance.

Ni gloria que acompañe al despertar, salvo la niebla que tiene delante, cortina de reflejos teñidos de la austeridad de sus entrañas, sentimientos que vuelan y vuelven cada ciclo de la nada, vacío intenso del corazón que se expresa solo en el pecho, latidos que duelen, aprietan sin aparente congoja en el destierro de la presencia, son el sitio y asedio de su suerte.

-Hoy es el día, el momento en el que la armonía llena el hueco de mi lecho, la singularidad del que rompe el instante para seguir adelante. Hoy es el día, ¡vete felonía!, tráeme los despojos de quienes por amar, se engañan, y de quienes por vivir, a silencios matan. ¡Gracias vida mía!