El humor es una vacuna maravillosa contra todas las enfermedades, fortalece las defensas de todas esas personas que se ríen.
Al coronahuevos le vamos a dar por donde se merece a base de carcajadas. Por ello, durante todo el período de cuarentena mis libros estarán a disposición de quien lo desee sin cargo alguno, es decir, gratis.
Tengo problemas para configurarlos en Amazon, de manera que si te apetece leer, reírte y pasar un buen rato, no lo dudes. Envíame un correo a esta dirección con el título que deseas leer.
-“El Duque del Altozano”. Homenaje al siglo de Oro y tributo a cuatro de los grandes escritores. Cervantes, Quevedo, Lope y Góngora. Sociología y psicología del carácter y maneras de los soldados de los tercios viejos y cómo no, risas para dar y tomar. Escrito en nuestro castellano actual, eso sí, de vez en cuando he tocado la arquitectura de nuestra lengua alterando la posición de algún verbo. Fácil de leer y de crítica general, excelente.
-“En clave de prosa y verso”. Ya lo dice el título, poesía con guasa y también de corazón. Sátira, emociones al vuelo, poema erótico, un ritual para partir y cortar el jamón, dos brindis… Humor, ironía y un corazón al descubierto.
Este libro muestra la capacidad de un autor con su tinta y pluma. Presentado en diciembre del pasado año. “Nuevo” Crítica excelente.
-“Como la vida misma”. Selección del blog de algunos relatos, crónicas reales, fábulas, sátiras… Risas y curiosidades. Todos las publicaciones de este libro han tenido un éxito fantástico. Algunas de ellas solicitadas por revistas de diversos países para publicarlas.
-“Almas gemelas”. Presentado el pasado año. Comedia romántica con muy buena crítica en papel. No soy un escritor de romántica, pero…, quien lo ha leído se lo ha pasado muy bien. Humor e ironías del señor Destino.
Mi dirección de correo para enviaros los libros en formato electrónico es fcotta63@gmail.com no obstante, sigo esperando la respuesta de Amazon, a ver cómo y de qué manera se puede programar.
Un enorme y fuerte abrazo, de esos que te cubren, aprietan, no hacen daño y dan todo lo que se espera de él. Eso sí, de momento…, ¡virtual!
Hoy es un día aciago, jornada de balances, pérdidas, ganancias y desastres. El desenlace final de un compañero de batallas, un guerrero en toda Ley y reglas del juego, cabezón como burro, pero…, hoy se llevan a mi Platero al cementerio.
Todo llega y se va de distintas maneras. Aparecen como caídos del cielo y la brisa te trae alegría por camarada y de pronto, todo vuelve a su destino, el cretino del tiempo y el desgaste, todo lo puede.
Platero, contigo tuve momentos de discusión. A veces no tenía otro remedio y para arrancar ese tierno y duro corazón, te mordía la oreja. Otras contigo hablaba a las riendas dándote ánimos para continuar el sendero y devenir de las letras. -¡Tira Platero, ánimo soldado, échale un cable Capitán!, el cabrito este no puede, ¡vamos soldados de los Tercios, vamos! Y de pronto las cuestas arriba eran llanuras mirando el cielo. Tres guerreros tirando hacia el horizonte. ¡Qué maravilla!
-Platero, leches, pides mucho de comer. Ya, ya lo sé, la energía es necesaria, ¡pero coño!, alivia un poco el bolsillo de esta pluma, ¡caray!, a veces ni queriendo se puede.
Y el burro verde Guardia Civil aprovechaba los vientos de cola para reducir los consumos. -¡Ay, Platero, te vas, cabrón, te vas!
Es fácil entender a Juan Ramón Jiménez. El suyo era un equino, el mío lleva cuatro ruedas pero las conversaciones son las mismas desde aquel 7 de julio en que por Divina providencia llegó a mis manos de las mejores del mundo conocido y por conocer.
¡San Fermín!, y a los toros, querido amigo, tú, El Capitán Trueno y esta tinta recorriendo los alberos con gracia, y dándolas por llegar a los sitios.
Ahora llega la tragedia, la despedida, querido pollino, el adiós de un cuerpo que quiere seguir dando batalla por las carreteras de todo el universo, pero con esos gases, no hay manera. No quieren abrir una vía especial para ti en las ciudades para hacerte los merecidos honores de un cruzado por la vida, un amigo sin complejos, cabezón, pero todos tenemos nuestras cosas.
-¿No es así, Platero? Que se lo digan al Capitán, 19 años entre su cuerpo y el tuyo surcando los mares de la esperanza. Tres batalladores de sueños, valientes con tesón, coraje e ilusión volando entre un mundo de nubes grises por los avatares de quien lucha a vida o muerte por llegar al jardín del Paraíso ganado y que sin embargo, el muy…, cuando está cerca, de pronto se aleja. Aún así siempre con las picas mirando al frente, sonrientes y fieles ante los tormentos del futuro. ¡Qué tiempos!
Sigo los mismos caprichos, querido borrico y a ti, Capitán Trueno. Hoy os quedaréis conmigo, el tiempo pasa, pero llega y pronto, antes del espacio, los tres volveremos a cabalgar fieros por nuestros fueros, buscando el destino y llevando alegría, sonrisas y esperanza a quien nos conozca.
Solo es un cuerpo, Platero, el Capitán lo sabe, duró un poco la áspera travesía, pero llegó con fuerza, coraje y alevosía por la vida.
¡Adios Platero!, tu alma se queda conmigo y el Capitán Trueno. ¡Adios, burro querido, adiós!, y que el destino te guarde en el museo de los tiempos. Aún así, querido amigo, ¡Cuán duro es este trance, cuánto!
A veces y sin saber porqué, se cruza una flor en tu camino. En ese momento los sentidos afloran tal cual la primavera. Las mañanas huelen a azahar, los medios días a rosas de pasión, las tardes te traen los claveles y las noches…, el jazmín de la entonación.
Es invierno y no lo sientes. La peor de todas las comidas contiene el sabor de los milagros. Llueve y no te mojas. Te cae un rayo encima y en lugar de abrasarte, te convierte un candil en la oscuridad. Escuchas las noticias y todas son buenas. La música salida de la radio está hecha para tus oídos. Nieva con intensidad y solo ves margaritas dejándose llevar al amparo de la brisa del mar. Llega la canícula y siempre estás fresco, todo sonríe en esos momentos, incluso las matrículas de los vehículos te envían las mejores melodías para darte aliento. Es la euforia de un corazón desatado con la fuerza de los mil vientos.
Pero…, pero cuando desaparece, las mejores canciones son cacofonías salidas del infierno. El sol no brilla y cuando le miras de frente, ¡quema! La luna está triste, el café sabe al color de la desesperanza, la melancolía se torna amarga, tanto que te lleva el destello de la muerte.
Y la soledad…, ahí sufres el alma cuando se va del cuerpo y deja la botella vacía, incluso el cielo se apaga, no tiene estrellas.
Es el fin, la frontera entre el tiro y no puedo, el puedo y no tiro de la vida, la intensidad de las emociones salidas de los vaivenes de otros tiempos, hojas caducas y marchitas en el suelo, es el momento del suspiro, la eterna lucha con uno mismo, el sustento y preaviso de la sensatez del insensato, y un espejo…, un cristal sin reflejo.
¡Tengo el pecho hueco!, ese mismo que un día abrí a los pétalos de la esperanza, un vacío que enturbia mi ser y acongoja a la suerte, el desierto de la fe, ilusión sin contenido…, y el olvido.
Pero lucho, sigo con la constancia de las derrotas sin sangre, pero de cicatriz inolvidable, camino hacia delante ausente al entorno, pero con horizonte, pendiente del instante en que el firmamento me devuelva el aroma de la vida y de nuevo, sin miedo, cuando llegue la estación de los sabores, oler las flores y coger con fuerza otra rosa con, o sin espinas para volver a sentir el canto de los pájaros al amanecer, el batir de las alas de las mariposas, el cortejo de a la añoranza de esos tiempos…, en el que el corazón dejó de latir.